Hace dos meses y medio aproximadamente conocí a una persona
impresionante. Una persona capaz de cambiar parte de mi vida, parte de
mi forma de pensar. Una persona que con solo mirarla tengo una sonrisa.
Por la mañana a las ocho y diez llega todos los días. Siempre entra la
última al instituto de todo su autobus. Entra por la puerta, y mientras
coge el parte de su clase se quita los cascos. Lo mira un segundo y me
mira. Sonríe y automáticamente sonrío yo, inconscientemente,
inexplicablemente, sin ningún tipo de explicación. Es así, de las que
llega tarde a clase solo por ti, que te da un abrazo, que te da mil
besos, que te dice una y otra vez "no te quiero ver más triste nunca
más", cuando ella es la que más ha pasado y nadie lo sabe.
Te quiero sin ningún tipo de razón.
Quiero tenerte siempre, pero siempre no es este de las niñatas que no
tienen uso de razón. Un siempre es que te quiera siempre, que te llame
los fines de semana, que te vea todos los días y que siga sonriendo
igual, que si algún día no estamos tan cerca, que hagamos lo imposible
por vernos, porque eso es lo que quiero. Una amistad tuya vale más que
nada.
Una vez más, te quiero.
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